jueves, 2 de septiembre de 2010

ASÍ EMPEZÓ TODO…


ASÍ EMPEZÓ TODO…

…HISTORIA DE UN COMIENZO.

Hace muchos, muchos años…
Una terrible tragedia acechaba el barrio de Malilla. Peor que la abducción de los alienígenas, peor que ser mordido por un zombie, peor que se quede el junior sin niños, peor que… espera, vale no, eso es precisamente lo que pasó, los centros Juniors se quedaron sin niños.
El terrible enemigo es conocido por el nombre de “efecto de las tecnologías multimedia”, causante del cierre inmediato e irremediable de diversos centros juniors de la zona, por falta de niños aventureros dispuestos a vivir su vida lejos de las adictivas consolas, las redes sociales, y demás entretenimientos que abducen al individuo en una entramada red de ficción alejándolos del contacto físico y las relaciones personales, transformándolos en pequeños zombies sin rumbo fijo.

Era el año 2006 después de Cristo…
La extraña plaga llegó, después de mucho resistir, al Junior de Santa Cecilia, obligándole a cerrar sus puertas.
Los educadores de aquel entonces, muy a su pesar, se despidieron de tantos años de alegrías, juegos, actividades, campamentos, marchas, excursiones… con una sensación de tristeza en sus corazones, pero como no, lo hicieron con una fraternal cena de despedida, donde habían Jabalís y palitos de regaliz, contando con la participación de los últimos niños y padres que aun quedaban y repasando los largos años de historia que dejaban atrás.

Mas hacia el presente…
Todos los educadores rehicieron sus vidas… ¿Todos? ¡NO! Un irreductible educador, aun mantenía firme en su corazón el espíritu de Santa Cecilia, y se negaba a creer que tan difícil situación fuera irremediable.
Después de mucho deambular por tierras Valencianas, tan grandes y hermosas ellas, fue a parar a otro Junior. Tal viaje, por dichas del destino, le hizo tropezar en su camino con un personaje peculiar. Un nuevo héroe entraba en acción, tenia aires de aventurero, no era muy alto, pero si valiente y decidido y juntos los dos, abandonaron todo lo que tenían entre manos y acudieron raudos y veloces, como alma que lleva el diablo, a la misión que su comandante en jefe Don Rafael Gomar, párroco de Santa Cecilia, llevaba tiempo intentando ejecutar.
Nuestro irreductible educador, y su nuevo compañero de aventuras, se enfrentaron a la reapertura, y si quieres saber lo que pasó, tendrás que ir siguiendo nuestro blog para estar al día de sus hazañas.

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